Hacia la primera generación libre de trabajo infantil

Una lectura integrada e interdependiente de la Agenda 2030 a la luz de la meta 8.7

2. Hambre cero

Si se hace bien, la agricultura, la silvicultura y las piscifactorías pueden suministrarnos comida nutritiva para todos y generar ingresos decentes, mientras se apoya el desarrollo de la gente del campo y la protección del medio ambiente. Pero ahora mismo, nuestros suelos, agua, océanos, bosques y nuestra biodiversidad están siendo rápidamente degradados. El cambio climático está poniendo mayor presión sobre los recursos de los que dependemos y aumentan los riesgos asociados a desastres tales como sequías e inundaciones.

Muchas campesinas y campesinos ya no pueden ganarse la vida en sus tierras, lo que les obliga a emigrar a las ciudades en busca de oportunidades. Necesitamos una profunda reforma del sistema mundial de agricultura y alimentación si queremos nutrir a los 925 millones de hambrientos que existen actualmente y los dos mil millones adicionales de personas que vivirán en el año 2050. El sector alimentario y el sector agrícola ofrecen soluciones claves para el desarrollo y son vitales para la eliminación del hambre y la pobreza.

Asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción. En América Latina y el Caribe, el 48% del trabajo infantil se concentra en la agricultura, uno de los sectores más peligrosos y riesgosos para trabajar debido a las condiciones relacionadas con largas jornadas de trabajo, exposición a climas extremos, uso y contacto con productos químicos y pesticidas, manipulación de maquinaria y herramienta peligrosas, entre otros. La mayor parte de los niños, niñas y adolescentes vinculados a esta actividad lo hacen bajo la modalidad de trabajo familiar no remunerado. Buena parte del sector agrícola en su conjunto (que incluye agricultura de cultivos, pesca y acuicultura, silvicultura y ganadería) opera en condiciones de informalidad que limitan la capacidad para implementar las regulaciones vigentes, a lo que se agrega que en la legislación de varios países existen excepciones para el trabajo en empresas familiares y/o actividades agrícolas. La pobreza persistente en las zonas rurales, el limitado acceso a servicios básicos de calidad (especialmente educación, salud y otros conexos como protección social, crédito y tecnologías apropiadas), la carencia de medios y competencias necesarios para implementar alternativas productivas, junto con patrones culturales que alientan la participación de niños y niñas, forman parte de los factores que intervienen y explican lo extendido del trabajo infantil agrícola. De allí la importancia de vincular estas metas con la reducción del trabajo infantil y adolescente en la zona rural.